Muchas empresas llevan años experimentando una falta de capacidad aseguradora para sus actividades. Una situación que preocupa a los corredores, que cada vez tienen más dificultades para colocar los riesgos de industrias, como reciclaje o alimentación. Aunque es cierto que algunas aseguradoras han abandonado ciertos sectores, hay otras que consideran que se debe valorar únicamente si el riesgo es asegurable, para lo que hay que exigir al empresario medidas de prevención adecuadas y mantenidas en el tiempo.
La falta de capacidad seguradora para ciertos sectores no es algo nuevo. Como recalca Néstor Díaz, responsable del área de Gerencia de Riesgos y Programas de Seguros para Empresas de Ágora Broker, “llevamos un periodo de 5 años igual”, empezando primero por chatarrerías, luego por reciclaje y papel, y ahora con alimentación, químicas, madera… “Es una situación complicada. Hacemos un estudio exhaustivo al cliente de necesidades de transferencia de riesgo y al final, en caso de encontrar algo, son seguros muy paquetizados, muy encorsetados, con lo cual es difícil dar un trato personalizado al cliente sobre sus riesgos y su correcto aseguramiento”, atestigua. La dificultad de encontrar un producto adecuado para transferir el riesgo de manera correcta provoca que muchas empresas se queden sin asegurar bien su patrimonio, lo que hace tambalearse su sostenibilidad. “Lo que no veo es la forma de desbloqueo, aunque está claro que tiene que haber más prevención por parte de las empresas, más medidas de mitigación, pero tiene que ser un proceso gradual en el que tenemos que ir todos de la mano”, refiere.
José Luis Muñoz, CEO de Ayax Agencia de Suscripción, confirma que se lleva unos años produciéndose esta situación. En ese sentido, cree que existen varios problemas principales. En la parte gerencia de riesgos, hay falta de inversión por parte de las empresas en seguridad, protección y prevención. “Al final, la transferencia de riesgo es una transacción puramente financiera, y se trata de sacar del balance un riesgo que se tiene y transferirlo a otra empresa para que lo incorpore en su balance, por lo que hay que hacer un esfuerzo en tener una política de gerencia de riesgos y una estrategia de prevención adecuadas”, afirma. Por otro lado, en empresas medianas también existe un problema en la redacción de condicionados, ya que cuando hay grandes riesgos, pero las compañías no llegan a ciertos niveles, se produce cierta reticencia de los mercados a asumir los riesgos, que a lo mejor estarían dispuestos si se cumplen una serie de elementos a nivel de seguridad, de control, etc. Por último, otro problema tiene que ver con temas de fraude que se ha detectado en ciertos sectores, sobre todo en la industria de reciclaje, que no deriva en un siniestro parcial, sino que generalmente se termina en un siniestro total: “Y en ese sentido, la patronal o las asociaciones que estén dentro de esos sectores deberían poner las medidas adecuadas para intentar controlar que las actuaciones de algunos, no perjudiquen al resto”, culmina.
Desde Grup Santasusana, que trabajan con empresas pequeñas y grandes, su responsable del Departamento Comercial, Teresa Testagorda, asegura que hay una necesidad real de aseguramiento y desde la correduría muchas veces se tiene miedo a que un cliente les pida cierta cobertura, porque no se le puede ofrecer. Cita que, en ciertos sectores, como reciclaje, química o alimentación, muchos empresarios se limitaban a pedir las licencias de aperturas y desde Industria solo les exigían unas pocas medidas de seguridad y para ellos era suficiente. A lo que hay que añadir que no hacen mantenimiento de los elementos que tienen, por lo que se quedan obsoletos. “El empresario no es consciente de este problema asegurador hasta que el corredor le dice la dificultad de encontrar la compañía”, recalca. Por eso, hay que apostar por inculcar la cultura de prevención, “que invertir en seguridad no lo vea el empresario como un gasto, sino como la inversión para salvar su patrimonio. Tenemos que ser realistas y si no hay medidas de seguridad no puede haber cobertura”, zanja.
Para Rosa de Oña, directora de Distribución y Conectividad de Zurich, no tendría que producirse un conflicto con determinados sectores, sino con el tipo de asegurado: “Si el cliente es rentable y tiene una correcta gerencia del riesgo, ese riesgo es asegurable”, confirma. Y coincide en que hay que hacer una labor de concienciación de los empresarios para que inviertan en la prevención de los riesgos y se conviertan en asegurables. Para ello aprecia que no es suficiente cumplir con la normativa, sino que se necesita de un asesoramiento: “Es muy importante la labor del corredor, el poder asesorar al cliente y concienciarle de que tiene que poner las medidas adecuadas implementadas en su industria”, comenta. También es clave el mediador para preparar bien el riesgo y facilitar a las compañías toda la información: “A veces se llega con una información muy escasa para riesgos muy complejos, donde estás asegurando unos volúmenes elevados. Entonces esos riesgos se convierten en inasegurables”, critica.
“No es la actividad, es el riesgo en sí”, corrobora Teresa Rivera, directora de Negocio de Empresas de Fidelidade, aunque reconoce que hay compañías que han decidido salirse de ciertos sectores. “Realmente hay que asegurar a las empresas que tengan medidas suficientes para tener un buen seguro y hay que darle una salida al cliente”, propone. Para ella el problema es que durante muchos años ha habido un mercado muy blando en el que las aseguradoras han perdido dinero, pero siempre había una compañía o un mediador que colocaba un riesgo, aunque realmente no fuera transferible. En su caso reconoce que llevan puliendo su cartera desde 2015 y han cotizado muchos riesgos en los que el empresario debe tomar medidas previamente para corregir ciertas situaciones y se han encontrado con mediadores que han preferido irse a otras compañías que no les ponían esas exigencias: “Ha habido un mercado en el que no había ningún interés ni por parte de los posibles asegurados, ni de muchos mediadores en mejorar los negocios, porque siempre había una compañía que tenía apetito en ese momento”, lo que ha derivado en la situación actual. “Si el cliente quiere, puede acceder a un seguro, pero todavía estamos encontrando mucha resistencia a ese tipo de modificaciones”, confirma, a la vez que señala que hay riesgos que no pueden ser asegurables, “porque las empresas tienen que acometer tantas mejoras que es imposible en un plazo razonable que las puedan hacer”.
En esta línea, Rosa de Oña destaca que Zurich cuenta con la unidad de Resilience Solutions que hace una consultoría al cliente que no está vinculada con el seguro. “Hay un compromiso con el cliente de implementar unas medidas de seguridad”, reseña, para que no sea tanto una cuestión de actividad, sino de que el cliente sea capaz de transferir el riesgo a las aseguradoras. “Si se saca una póliza de reciclaje con mucha información, el cliente está dispuesto a invertir y metes un programa de una ingeniería por medio que te haga un asesoramiento, seguramente esa póliza la haces asegurable”, justifica, ya que si el cliente ha invertido en esas consultorías y se ve que realmente es asegurable, se le da solución. “El problema es que el cliente quiere que se le dé una cotización de un riego complejo con poca información”, se queja.
“No solo es que las aseguradoras han cerrado el mercado, sino que durante todo este tiempo las sugerencias que se han ido realizando no han sido bien aceptadas por parte de mediación y asegurados. Entonces, ahora tampoco se le puede exigir a la compañía que cualquier tipo de riesgo sea asegurable”, recalca Teresa Rivera.
De hecho, para José Luis Muñoz, lo que se está haciendo ahora por parte del sector es lo que se debería haber realizado siempre: “Hay que hacer un poco de autocrítica por parte de la industria, que ha entrado a asegurar riesgos que no tenía que haber asegurado, porque no se han verificado y al final este es el resultado”, comenta. De ahí que piense que no es una cuestión de que las aseguradoras ahora sean más restrictivas, “es que siempre tendrían que haberlo sido; tendrían que haber tenido la misma política, porque el riego es el mismo, sigue siendo la misma exposición al riesgo”. Por eso, considera que lo correcto es que el sector entre en una senda en la que haya un aseguramiento, que esté basado en una política de suscripción adecuada, con análisis de riesgo, inspección, etc.
Otro escollo que existe es que no hay unidad en el mercado, por lo que es muy difícil que todas las compañías actúen de la misma manera. En este sentido, Rivera alude a que ha habido aseguradores con mucho apetito de riesgo y han cogido muchos negocios en no buenas condiciones y después han salido de muchos sectores y otras que por políticas internas cierran algunas actividades, ya que las estadísticas actuariales muchas veces no son capaces de demostrar si esa siniestralidad viene solo de la actividad o de las medidas que tenga el empresario: “Ni todos los mediadores hacen gerencia de riesgo ni todas las compañías tienen las mismas políticas, ni los mismos apetitos de riesgo”, zanja.
“Lo que no puede ser es que se hayan estado asegurando industrias sin haber realizado labores de inspección”, se lamenta Muñoz. No podemos pasar del “no paso ni por la puerta” cuando estoy tratando un riesgo de un tamaño importante a “dejo de asegurar este tipo de riesgos ya que está fuera de mis parámetros”.
“Yo llevo años luchando por la gerencia de riesgos en las empresas, por concienciar a las empresas, por hacer medidas preventivas, porque en el caso de las pymes el mayor perjudicado es la empresa, lo más fácil es que ese siniestro grave te saque del mercado si no tienes un adecuado plan de continuidad”, asegura Néstor Díaz, quien confirma que se viene de un mercado muy blando, en el que daba la impresión de que se producía “una subasta de precios”, sin mirar apenas si las empresas cumplían con medidas de prevención suficientes “y lo que no podemos pasar es que de un año a otro las compañías hayan dejado de suscribir riesgos”. Además, protesta porque en ocasiones el empresario ha invertido por exigencias de la aseguradora y al año siguiente le anulan la póliza por normas de suscripción.
La directora de Negocio de Empresas de Fidelidade insiste en que muchas compañías son incapaces de identificar con qué se tienen que quedar y si ven que han perdido mucho en una actividad, deciden salirse de ella, cancelando las pólizas incluso a los clientes buenos que han hecho sus deberes. “La buena noticia para ese cliente es que si sale al mercado es asegurable con otra compañía”, sostiene.
En esta línea, Teresa Testagorda propone que para la empresa que haya hecho los deberes las compañías no se limiten a hacerle una póliza anual, sino bianual o trianual, para que no tuviera que salir al mercado cada año.
Sin embargo, el CEO de Ayax Agencia de Suscripción ve esta opción complicada en el tema industrial. Aunque es factible una cláusula de long term agreement en la que por parte del cliente se siga una serie de controles y se mantenga una política preventiva, de inversión, etc., y que vaya acompasado con un ratio de siniestralidad. Para las aseguradoras, firmar una póliza a 3 años vista no es viable cuando se trata de asegurar empresas, y menos con la situación de inestabilidad actual. “A lo mejor dentro de 3 años, cuando ya todo se haya estabilizado un poco más, para las empresas que realmente entiendan el riesgo y hayan invertido, a lo mejor quizás pueda ser algo que tenga lógica”, alude.
De Oña teme que esa situación generase que los clientes se acomodasen y en 3 años se volviese a comprobar que no han tomado las medidas preventivas necesarias ni las han mantenido. “No está mal el tener una revisión anual y ver que el cliente está adoptando las medidas adecuadas y las tiene actualizadas”, redunda.
“Para los corredores sería una solución, porque tienes ya a 2 o 3 años las empresas renovadas”, insiste Testagorda, para quien la labor de seguimiento se haría igualmente cada año, pero con una póliza más larga.
“Pero los corredores por eso no os tenéis que preocupar, porque si la póliza es anual renovable, si el cliente mantiene las mismas condiciones que a principio del año, se le van a renovar”, insiste la directora de Distribución y Conectividad de Zurich. Ahora bien, recuerda que el cliente debe concienciarse e invertir anualmente en prevención.
El problema para Díaz es que somos una sociedad que no tiene mucha cultura aseguradora, peor que en otros países del entorno, y muchos empresarios ven que otros no invierten y consiguen pólizas a precios más baratos, por lo que no les merece la pena hacerlo a ellos porque perderían competitividad. “Ahora sí que están de alguna manera concienciándose, pero gracias a profesionales y gente formada que va a las empresas para convencerlas de que es necesario para su continuidad y la confianza de sus grupos de interés”, menciona.
“La mejor inversión no es el seguro, son esas medidas de prevención, porque siempre lo hemos dicho: es mejor no tener el siniestro que tenerlo y cobrarlo”, concluye Rosa de Oña, directora de Distribución y Conectividad de Zurich.
Respecto a si el coaseguro podría mejorar la situación de la falta de capacidad aseguradora, la responsable del Departamento Comercial del Grup Santasusana considera que es así, pero, por otro lado, supone todo un “peregrinaje” para los corredores, ya que la búsqueda de aseguradoras que cubran un pequeño porcentaje es ardua y al final supone un empeoramiento en franquicias, tasas y condiciones. En esta línea, propone que las propias aseguradoras buscaran entre ellas los coaseguros por afinidad de proyectos.
Sin embargo, José Luis Muñoz, CEO de Ayax Agencia de Suscripción, cree que en España “estamos mal acostumbrados, porque hemos vivido en un mercado muy fácil y muy cómodo, donde hasta hace poco todo era asegurable”. “El corredor tiene que avanzar, tiene que entender que el mercado ha cambiado en la parte industrial y va a ir cambiando en otras direcciones”. Por eso, les sugiere rentabilizar ese trabajo extra, cobrando feed de asesoramiento, de consultoría, etc. Y demostrar la importante labor de las corredurías a los clientes. “Yo creo que ese es un valor añadido que tenéis que aportar y las corredurías tenéis que trabajar en buscar más mercados”, ya que ahora no basta con trabajar solo con 10-12 aseguradoras importantes. “Ahora toca hacer un poco más de ‘ingeniería de corredor’ y empezar a trabajar con mercados que, a lo mejor, tradicionalmente no se ha hecho para completar esos pequeños huecos en los cuadros de coaseguro y que se pueda forjar esa relación a medio-largo plazo”, sentencia.
“No confundamos coaseguro con buscar soluciones a riesgos no rentables”, puntualiza Rosa de Oña, quien reconoce que en su compañía prefieren optar por el reaseguro con su propio mercado de Suiza o de Londres. “Lo que sí que nos estamos encontrando es que hay compañías que se están dividiendo el riesgo porque no les gusta y nos están empezando a ceder coaseguros, y aquí es donde encontramos los problemas porque nos vienen riesgos que no conocemos y tenemos poca información “, asevera.
“Pero es necesario el coaseguro hoy en día”, argumenta el responsable del área de Gerencia de Riesgos y Programas de Seguros para Empresas de Ágora Broker, ya que las compañías no exponen más de un cierto capital en riesgos asegurables, por falta de capacidad.
En este sentido, Teresa Rivera, directora de Negocio de Empresas de Fidelidade, comenta que las capacidades difieren según se sea compañía abridora o no: “Nosotros, si abrimos, ponemos más capacidad porque tenemos el control del riego”, dice, incluso si el riesgo les gusta pueden poner más de 15 millones, aunque como seguidores sus contratos de reaseguro les limita. “Cualquier compañía del mercado que haga seguimiento de riesgos prefiere abrir un negocio que seguir a otra compañía” señala.
“Todas quieren ser abridoras, pero yo necesito la cotización al 100% del riesgo”, manifiesta Teresa Testagorda, responsable del Departamento Comercial del Grup Santasusana.
Durante la reciente celebración del 30º aniversario del pool de RC de corredores Javiér Barberá, presidente del Consejo General, sugirió la posibilidad de que existiese un pool para cubrir esos riesgos que casi ninguna compañía se compromete a asegurar. Una medida que los expertos participantes en la mesa redonda de Pymeseguros no ven viable. En el caso de José Luis Muñoz porque “el sentido de un pool es que haya una homogeneidad de riesgos” y en este caso se produce una gran disparidad e industrias totalmente diferentes. “Además, si el riesgo no es aceptable, ¿quién va a entrar a poner dinero en un pool?”, se cuestiona.
“El problema es que la socialización de un riesgo no rentable a nadie le interesa porque te vas a meter en un no asegurable”, corrobora De Oña, para quien lo importante es concienciar al cliente, que tiene que hacer el riego asegurable.
Tampoco Teresa Rivera lo ve muy factible, porque las características de riesgos son dispares y un riesgo no asegurable va a seguir siendo no asegurable en un pool, “porque van a existir las mismas premisas de cuando se actúa en reaseguro”.
Ni siquiera desde el punto de vista de los corredores consideran que sea una solución adecuada, ya que, como menciona Teresa Testagorda, antes no existían tantas industrias con problemas de capacidad aseguradora, pero ahora hay muchas actividades en estas circunstancias, lo que dificulta la creación de un pool.
Tampoco estarían conformes en que se plantease como un seguro obligatorio, ya que se encarecerían las pólizas de los riesgos rentables y con buenas gerencias de riesgos, porque, como comenta la directora de Distribución y Conectividad de Zurich, “si el Consorcio asegura estos riesgos, va a cobrar un porcentaje sobre las pólizas de patrimoniales de todos los clientes de empresas y entonces estaríamos encareciendo a los clientes que realmente sí que están concienciados y están tomando sus medidas”.
Como menciona Muñoz, si se hiciera obligatorio porque la industria no asumiese el riesgo, el Consorcio tendría que dar cobertura, quedándose con aquellos riesgos malos. “Pero, al final es un problema que tiene la industria. Es como si a una empresa le va mal un año y quiere que se haga cargo el Gobierno de sus pérdidas. Un empresario tiene que asumir sus riesgos, sus obligaciones y tener una mayor concienciación del riesgo si desea transferirlo de forma satisfactoria”, resume.
Además, como confiesa Rivera, daría pie a los clientes a no tomar ninguna medida porque, al final, va a tener el seguro del Consorcio, “que siempre va a ser más barato que implementar las medidas que pide la compañía”.
No obstante, los seguros obligatorios están más dirigidos a proteger a terceros, como ocurre con Autos, y están más relacionados con responsabilidad civil que con la protección a la propiedad. “El mercado podría seguir actuando de la misma manera que está actuando ahora y los riesgos buenos posiblemente serían transferidos a las aseguradoras y los malos, posiblemente al Consorcio a un precio que, probablemente, obligaría a esa empresa a cerrar al no poder asegurarse”, aprecia el CEO de Ayax.
“Es que no puedes obligar a asegurar tus daños, solo puedes obligar a asegurar los daños a terceros”, sentencia Néstor Díaz, responsable del área de Gerencia de Riesgos y Programas de Seguros para Empresas de Ágora Broker, redundando en la idea de que los seguros obligatorios al final lo que van es a proteger a terceros frente a riesgos con mucha peligrosidad.
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