A medida que los hábitos de consumo y los estilos de vida van cambiando y evolucionando, también lo hacen las demandas aseguradoras, que en los últimos tiempos están incorporando un factor esencial, especialmente para las generaciones más jóvenes: la sostenibilidad. Bajo esta premisa Iris Global organizó la jornada ‘Sostenibilidad en el sector asegurador y asistencial’, en la que se abordó cómo los criterios de responsabilidad están influyendo en las propuestas aseguradoras de las compañías.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA PYMESEGUROS Nº 121
Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, abrió la sesión recordando que los tres componentes de la sostenibilidad (cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza), impactan directamente sobre el sector asegurador. Un aspecto que se aprecia especialmente en materia de prevención, en la que el seguro es líder, ya que su negocio se enfoca en ayudar a los clientes a que adopten medidas de anticipación ante los riesgos a los que están sometidos: “La prevención es esencial en los costes de transformación hacia una economía más verde”, precisó.
Además, recordó que el compromiso de las aseguradoras con sus clientes les permite no realizar inversiones especulativas, de modo que están capacitadas para asumir multitud de riesgos por fenómenos medioambientales: “El sector es un gran inversor institucional en sostenibilidad, ya que el proceso de transición ecológico requiere unos volúmenes de inversión inmensos y proyectos transformadores de larga duración, a muy largo plazo”, comentó.
No obstante, el principal reto de las empresas en este momento es la sostenibilidad que está avanzando muy deprisa y hoy en día es una realidad. Por eso, todas las compañías del sector se están adaptando a las normas en materia de sostenibilidad de manera constante. Con todo, en la industria aseguradora todavía quedan algunos desafíos. González de Frutos mencionó la dificultad de obtener datos sobre sostenibilidad de los clientes y proveedores, y, muy especialmente, el conseguir implicar a las pymes en este proceso, divulgando y gestionando su integración en el mismo.
Y aunque reconoció que la “la sostenibilidad ha pasado de ser algo voluntarista, vinculado a la responsabilidad social corporativa, para estar plenamente integrada en la actividad aseguradora” (en las ofertas, las inversiones, la transparencia corporativa...), desde la pandemia se ha intensificado el debate sobre la carencia aseguradora de las sociedades, por lo que insta a promover la colaboración público-privada para poder rellenar esas “lagunas” de aseguramiento. “La sostenibilidad es una apuesta por la rentabilidad; quien no la coja, puede quedarse fuera del mercado”, concluyó.
Tras la intervención de la presidenta de Unespa, Javier Contín, director de Innovación y Marketing de Iris Global, presentó a Natalia Bayona, directora del departamento de Innovación, Educación e Inversiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT), cuya sede se encuentra en Madrid. “La OMT ayuda a los países a promover un turismo cada vez más sostenible”, defendió, activando y estimulando el crecimiento económico y la creación de empleo; incentivando la protección del medio ambiente y del patrimonio de los destinos; y promoviendo la paz y el entendimiento entre todas las naciones del mundo a través del turismo.
En esta línea, coincidió con González de Frutos en que “la base del crecimiento son las alianzas público-privadas”, de modo que desde su organismo se está ayudando mucho a las startups que apuestan por la sostenibilidad a que se invierta en ellas y a conectarlas con las instituciones públicas.
También arguyó que durante la pandemia se recibieron muchas quejas de los turistas “porque no había reglas de juego claras”, en cuanto a cancelaciones de vuelo, coberturas de los seguros, etc. De ahí que se decidiera en la OMT crear un código de protección del turista para saber cómo operar, en cualquier caso. No obstante, como señaló, “el turismo es sinónimo de confianza”.
Asimismo, advirtió de que existe un problema de educación y concienciación aseguradora, no solo porque la población no sepa cómo le cubren sus pólizas, sino porque realizan viajes importantes y no se aseguran. Aun así, se congratuló que desde la pandemia esta tendencia se ha ido revirtiendo y que gracias a la tecnología se están implementando nuevas soluciones y llegando más fácilmente a los clientes para cubrir sus riesgos.
Relacionado con la innovación del seguro y de la asistencia sanitaria en el futuro próximo del turismo, resaltó como el sector asegurador tiene un gran poder si hace un buen uso de la tecnología, ya que le permite anticiparse a algunas contingencias antes de que sucedan.
Precisamente, para hablar sobre esa relevancia que está adquiriendo la tecnología y el papel de la asistencia en viaje en el turismo sostenible, hablaron Dana Levy, Operation Director de Air Doctor, y Asunción Carrasco, directora general de Coverontrip.
Levy explicó cómo Air Doctor permite conectar en cualquier parte del mundo a doctores con los clientes en su mismo idioma, dándoles asistencia médica bien mediante telemedicina, bien recomendándoles un hospital en el que se les atenderá en su lengua o bien acudiendo un doctor a su hotel. “Se reduce el coste para los clientes, lo que beneficia a nuestras aseguradoras partners”, consideró, aminorando, asimismo, la huella de carbono y mejorando el servicio que se presta a los clientes.
Además, se trata de un proyecto que promueve la sostenibilidad, toda vez que fomenta el uso de la telemedicina, en lugar de los desplazamientos a las clínicas, y establece alianzas con los médicos locales. “La sostenibilidad es una realidad y los consumidores, cada vez más, apuestan por compañías sostenibles, especialmente los más jóvenes”, consideró.
Carrasco destacó a Coverontrip como un distribuidor digital de seguros de Viajes. Entre sus objetivos está la búsqueda constante de la innovación, priorizando la digitalización y la agilidad. A su entender las complicaciones con las que nos tuvimos que enfrentar durante la pandemia provocaron un cambio significativo en el seguro de Viajes, aumentando la preocupación a la hora de desplazarse, “por lo que ha tomado peso este producto” y ha crecido el conocimiento sobre las coberturas de asistencia en viaje y su uso.
Aparte del compromiso de su entidad con el medioambiente, plasmado en distintas campañas, Coverontrip puja fuerte por la sostenibilidad en su búsqueda de seguros colaborativos, sabedora de que es una apuesta de futuro: “Dentro de unos años vamos a ver que la sostenibilidad es un criterio de decisión de compra; creará un cambio estructural en todos los sectores”, apuntó.
Ramón Pradera, fundador y director de ‘Vente a vivir a un pueblo’, y Guillermo Barth, Chief Ejecutive Officer de Solar 360 de Repsol y Movistar, pusieron el punto final a la jornada exponiendo propuestas para conseguir hogares más sostenibles.
Según resaltó Pradera, el 40% de las personas que viven en las ciudades se han planteado, en algún momento, trasladarse a un pueblo, una tendencia que, en los próximos cinco años, va a ir a más. Situación que se ha beneficiado de la aplicación masiva del teletrabajo que trajo la pandemia y que resulta toda una apuesta de valor por la sostenibilidad, generando riqueza en los entornos rurales y mejorando la calidad de vida de los trabajadores.
Una oportunidad que también aprecia Barth a nivel energético, pues en la actualidad se ha producido un auténtico boom del autoconsumo: “El mercado está cambiando; venimos de grandes plantas de generación eléctrica y vamos a un entorno muy fragmentado en el que el particular va a poder participar”, sostuvo. De esta forma, el consumidor se convertirá a la vez en productor, apoyado por el desarrollo tecnológico que permitirá un uso inteligente de la energía.
Y recuerda que todavía queda mucho mercado por desarrollar, toda vez que en España solo hay 600.000 hogares con paneles solares, por los 2 millones de Alemania, a pesar de tener muchas menos horas de sol. Además, aunque en nuestro país se está trabajando contrarreloj para estar al día en cuanto al intercambio de energía, la normativa aún es muy restrictiva; prueba de ello es que en Alemania ya existen más de 1.500 comunidades energéticas y aquí no llega a un centenar. La tendencia, eso sí, es que cada vez se haga un uso más inteligente de las placas solares, combinando otros elementos del hogar con esa energía para obtener una mayor eficiencia: “Cuanto más se pueda controlar, más se va a participar en el mercado”, concluyó.
En ese fomento de la sostenibilidad también tienen mucho que ver las organizaciones: “La empresa privada tiene que involucrarse en esta materia”, sostuvo Pradera. Así comentó que sería interesante que desde las compañías se incentivase que los trabajadores pudieran desplazarse a vivir a los entornos rurales y trabajar a distancia, algo que beneficiaría a todas las partes, ya que para las organizaciones supondría un ahorro en alquiler de espacios de oficina y los trabajadores incurrirían en menos gastos de desplazamientos, ganarían en calidad de vida, por lo que su desempeño laboral mejoraría, y, a la vez, reducirían su huella de carbono, lo que supondría una mejora para la sociedad.
Barth consideró, además, que con el tiempo la toma de decisión de dónde vive cada persona vendrá motivada por si el sitio genera más energía. En este sentido, exigió a los consumidores un aprendizaje y conocimiento de sus hábitos, ya que “para elegir bien el tipo de almacenamiento más adecuado a sus necesidades, hay que analizar mucho y aprender de los patrones de consumo e ir ajustándolos”.
Pradera corroboró que en un futuro será tan importante la capacidad de generar energía que en la actualidad ya se están desarrollando mapas para conocer cuánta capacidad tienen las fachadas de las viviendas, puesto que se está erigiendo en un criterio más para elegir dónde residir.
En cualquier caso, a su entender, “estamos al principio de la gran cascada de migraciones a los pueblos”, como a principios del siglo XX ocurrió a la inversa, ya que se consideraba que en los pueblos no había oportunidades de futuro. Además, estamos en la actualidad en “la época de los miedos”, a nivel sanitario (por la pandemia), energético (por la guerra) y de desabastecimiento del metal. “En todos los casos, el pueblo es un valor refugio”, afirmó.
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