En los últimos años el sector asegurador, conocedor de que el talento femenino ha estado poco potenciado hasta ahora, está desarrollando iniciativas de igualdad, que en el caso de la mediación, cuenta con el hándicap de estar muy masculinizado. De ahí que se abogue porque el papel de la mujer gane visibilidad y que las propias mediadoras que ya están activas, se atrevan a optar a puestos de dirección y representación sectorial, que sirvan de ejemplo para generaciones futuras.
Aunque las profesionales del sector aseguran que se ha avanzado mucho en los últimos años, reconocen que “todavía nos queda mucho recorrido”. Así lo considera Eva Tomás, responsable legal de negocio de AXA España y próxima directora de Corredores y Brokers de la aseguradora, que resalta que en la actualidad tan solo el 31% de las mujeres están en puestos de responsabilidad y, en el caso concreto de la distribución, aprecia que está muy copada por hombres.
Para Ana Muñoz, socia de Ponce y Mugar (miembro de Cojebro), uno de los principales problemas es que en trabajos que requieren tanta dedicación y jornadas muy largas “si en casa no te apoyan, no hay un director general, no puedes ser directora general fuera; porque hay que tenerlo muy bien organizado”. Y coincide en que, en la mediación, si bien hay muchas mujeres que trabajan en corredurías, no hay tantas que sean corredoras/empresarias, lo que requiere tomar la iniciativa y jugarse el patrimonio para montar una empresa.
Efectivamente Sonia Calzada, directora de Negocio Segmento Personas de Zurich Seguros, ratifica que en las corredurías hay muchas mujeres, pero muy pocas como directoras de las mismas o en mesas de negocio “y mucho menos en eventos hablando de negocios”, por lo que no se están visibilizando. “Ese salto es el que se debe promover; la inercia nos ha llevado a masculinizar la parte relacional y a feminizar la gestión en las corredurías, tratando con clientes”, atisba. En este sentido, insta a las que ya están a que sean lo más visibles posible, para que otras puedan fijarse en ellas. Con todo, cree que muchas mujeres con mucho talento no quieren acudir a eventos, no se quieren exponer. “Y es que si no hacemos que las mujeres quieran ser mediadoras, que representen al sector, nos perderemos talento, referencias…y, por tanto, la continuidad en el negocio”, comenta.
“Ha tenido que venir la discriminación positiva para combatir situaciones de desigualdad en el mundo laboral”, considera Ana Muñoz, para quien es una herramienta que viene a igualar la disparidad. “Yo creo que la mujer tiene que subir por sí misma, pero nos beneficia, porque obliga a las empresas a contar con mujeres y elegirán a las más preparadas”, asegura.
“La discriminación positiva me parece idónea cuando viene a aportar una justicia o solventar una desigualdad, pero no como una imposición”, alega Ana Suescun, segunda generación de la correduría Suescun de Esteban y vicepresidenta de Anacose.
Para Sonia Calzada tiene que ver con un cambio cultural. Aunque personalmente no es partidaria de cuotas, sí aboga por trabajar desde la base, formación, foros, publicaciones para que exista una mayor diversidad, “porque además de que tiene que ver con un derecho fundamental y es de justicia, todos queremos que las decisiones se debatan ampliamente y bajo una mayor representación de lo que es la sociedad”. “Ninguna queremos ocupar puestos por cuota; en igualdad de condiciones, sí”, concluye.
“Es que hasta ahora en igualdad de condiciones se colocaba el hombre y ¡ya está bien! Vamos a crear hábito”, alega Muñoz. La discriminación positiva nace para conseguir la igualdad, lo que significa que aún no la hay.
Efectivamente Eva Tomás cree que la discriminación positiva es una herramienta en un momento dado para equiparar situaciones con unas enormes diferencias, porque “hay mucho talento al que no se le ha dado visibilidad y se trata de hacerlo ahora. Muchas veces lo que pasa es que tenemos méritos y no lo mostramos o no se saben ver”, confiesa.
Ana Suescun reconoce que es “una afortunada” porque en Anacose la mitad de las corredurías están dirigidas por mujeres y en la Junta de la asociación, de 5 personas 3 son mujeres: “Y eso que nosotras lo vivimos como algo normal en Navarra, cuando salimos no es así”, asegura, en parte porque “la sociedad ha llevado a las empresarias a tener que elegir en un momento dado entre familia o trabajo. Tienes que tener un apoyo familiar en casa fuerte para poder meterle tantas horas al trabajo y poderlo compatibilizar”, arguye.
“También es importante saber que se puede”, sostiene la socia de Ponce y Mugar. “Creo que es el momento de que la mujer en la mediación pegue ese espaldarazo. Las empresas requieren un modelo mixto, con criterios más empáticos”, añade, y pone en valor que muchos clientes prefieren el trato con las mujeres, “porque escuchamos más, somos más asertivas, tenemos un trato más de persona a persona”.
Calzada también cree que hay que apoyarse mucho más entre aseguradoras, entre mediadoras, entre organismos…, ya que, entendiendo situaciones que pueden surgir y compartiéndolas, será más fácil avanzar. “Para mí, lo importante es que las mujeres que quieran llegar a puestos de representación y dirección puedan hacerlo y que vean con naturalidad que las mujeres estamos aquí. El mensaje es ‘se puede y no renuncio”, zanja.
“Efectivamente, tenemos que confiar en nosotras mismas, porque sí se puede”, ratifica Tomás, quien explica que en ocasiones queremos tenerlo todo muy controlado, el trabajo y la casa, y “eso supone una carga para nosotras mismas, lo que en muchas ocasiones es un limitante”, de modo que a veces se siente que no se es suficientemente capaz. Para ello, aboga por fiarse más del entorno laboral y familiar, disponer de “un ecosistema que acompañe”.
“Y también debemos mentorizar a otras mujeres, hacerlas creer que se puede”, propone la directora de Negocio Segmento Personas de Zurich, para quien es un tema de responsabilidad con otras mujeres. “La experiencia de compañeras es importante, es una piedra fundamental, compartir inseguridades, ambiciones, es muy enriquecedor…se crea una red de sonoridad”, concluye.
Para conseguir que las mujeres puedan acceder a puestos directivos, la responsable legal de negocio de AXA España reconoce que en su compañía cuentan con un plan de igualdad y programas específicos, que van más allá de la formación, porque tratan de dar visibilidad a las mujeres y trabajar la confianza. “Hay una responsabilidad a nivel ejecutivo para las mujeres con talento y habilidades de liderazgo, mediante un programa de mentoring de cada miembro ejecutivo con sus esponsorizadas”, explica. Además, en la parte de distribución, que aprecian que está más masculinizado, se ha creado un programa específico para la carrera comercial.
Para Sonia Calzada, directora de Negocio Segmento Personas de Zurich, en los Comités sí hay más diversidad, pero “queda el pico, que son los CEO, donde aún estamos lejos”, así como determinadas áreas como Finanzas o IT, donde no hay tantas mujeres. “Hay que desplegar una auténtica red de iniciativas que formen parte de la cultura de la compañía, y que se vean los resultados en el día a día de las personas”, propone, confiada de que no queda mucho tiempo para que se empiecen a ver más mujeres CEO. Por el momento, la mayoría de aseguradoras tienen planes y programas formativos, miden la diversidad y han ganado en conciencia de la necesidad de lograr la verdadera igualdad: “Eso va haciendo que las mujeres no tengamos que llegar por cuotas a ese objetivo del 40% de mujeres en órganos de decisión [marcado por la UE para las empresas del Ibex 35], sino que ocurre de forma natural”.
“No es importante ser las primeras, lo importante es ser buenas”, argumenta Ana Muñoz, socia de Ponce y Mugar, quien echa en falta por parte de las aseguradoras que haya más mujeres interlocutoras en el territorio, “tendrían las puertas abiertas de la mediación”.
“El tema de las direcciones territoriales viene de carreras comerciales; justamente ahí es donde hace falta reforzar y dar esa seguridad, porque ser las primeras que desembarcan en ciertas posiciones da un poco de respeto”, advierte Eva Tomás, responsable legal de negocio de AXA España.
Coincide Suescun en que, al final, son muy pocas las corredoras y, a veces, por sus propios miedos: “Estresa mucho que haya mujeres que quieran ponerse en primera línea”. Además, cree que esta percepción de la mujer es general en el tejido empresarial, pero que encima, en la mediación, ocurre que en ocasiones no se sabe vender la profesión: “Somos un sector que ofrecemos muchas cosas muy buenas, pero que muchas veces no sabemos demostrarlo y no resulta atractivo para las jóvenes”. En cualquier caso, aboga por ir venciendo los miedos particulares, ya que las mujeres que están en este sector están muy preparadas.
“Nos pasamos la vida transformando la incertidumbre en seguridad, fundamentamos nuestra vida en el servicio a los clientes y eso es un pilar fundamental para la sociedad. Tenemos que pelear por dar visibilidad, no solo a la mujer, sino también a nuestro sector”, corrobora la responsable de Suescun de Esteban.
“Creo que los liderazgos han cambiado, nos encontramos con una gestión de personas más empática, que utiliza las habilidades sociales de la mujer, que piensa en que la conciliación es de todos, la empatía como eje de la relación entre los equipos y flexibilidad”, añade Sonia Calzada sobre la aportación femenina a la industria aseguradora. “Yo sí creo que el que las mujeres estemos en determinados puestos nos hace que ofrezcamos productos de la compañía más sostenibles, más vinculados a determinadas necesidades del cliente”, considera.
En cualquier caso, Eva Tomás comenta que el papel de las aseguradoras es “conseguir productos universales” a la hora de diseñarlos y que, ajustándonos a la normativa, pongan a la mujer en valor, sin discriminar por razón de género. Para ello, reconoce que las compañías cada vez establecen más palancas para medir las desigualdades y que haya una mayor aportación femenina. Un aspecto que hace que el sector se vuelva mucho más atractivo, “entre otras cosas, por nuestra vocación de protección, que es un rasgo muy femenino, siendo un propósito muy nuestro el proteger a las personas, al entorno que nos rodea. Ahí aportamos mucho”.
“Estamos súper preparadas porque nos ha tocado redoblar esfuerzos para prepararnos más”, corrobora Ana Muñoz, para quien la verdadera igualdad estará cuando una mujer esté en un puesto de responsabilidad y no valga, al igual que ocurre con muchos hombres que están en un puesto de responsabilidad y no valen. “Los hombres deben darnos la capacidad para desarrollarnos y valorarnos”, sostiene, además de apreciar que ya se está dando una mayor unión entre mujeres, “un cinturón de seguridad entre nosotras bestial”.
El problema que atisba Ana Suescun, segunda generación de Suescun de Esteban, es que muchos hombres en puestos relevantes dentro de la mediación, no quieren dejar la silla: “Llevo 15 años en mi correduría y sigo viendo a la misma gente en los mismos puestos”, confirma.
De todas formas, Tomás cree que hay que seguir trabajando en esas palancas, esos programas para fomentar el liderazgo femenino. “Hay que fomentar la generosidad y darnos cuenta de que lo que suma es la diversidad, distintos pensamientos, distintas sensibilidades”, afirma. Para ello propone generar ese contexto de corporación que fomente que esos cambios se produzcan. “Hay que ser muy conscientes de la seguridad y ejemplaridad que tenemos que dar a otras dentro del sector”, sostiene.
Para Calzada es esencial “ser activistas y pasar a la acción ya”, colaborando entre todos (organismos, compañías, asociaciones, colegios…) para medir, poner objetivos y tomar las medidas que hagan que fluya con naturalidad la existencia de mujeres en paneles en donde se habla de negocio, en reuniones, en liderazgos… “Hemos tomado conciencia y empezado a hacer cosas”, aprecia, aunque también quiere resaltar otro asunto preocupante: la brecha salarial, donde, a su entender, “hay bastante opacidad. No veo ningún foro donde este tema esté encima de la mesa”, advierte.
“También ahí hemos avanzado, lo que pasa es que el gap era tan grande que llegar al punto de igualdad supone tener que dar un salto de gigante”, matiza la responsable legal de negocio de AXA España.
“Normalmente, se gana lo mismo en el salario que está en el convenio. Pero a nivel de puestos superiores es donde salen las brechas, porque son negociaciones individuales. Ahí es donde las mujeres tenemos que pelear nuestros salarios”, propone la directora de Negocio Segmento Personas de Zurich.
Para todo ello Muñoz. pide que el sector ayude a que las mujeres estén en puestos de responsabilidad. “Es el momento de que las mujeres estén donde se deciden las cosas, el presente y el futuro del sector”, sentencia.
“Yo añadiría que a las compañeras que quisieran estar en un puesto de decisión y ser cabezas visibles, que se atrevan, que el tema personal no les tire hacia atrás, ni por el qué dirán ni por cómo esté visto”, asevera Ana Suescun. Cree que, con buena organización y ayuda, se puede compatibilizar el trabajo para adoptar puestos de responsabilidad.
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