El MAB está especialmente pensado para las pymes que necesitan una financiación a través de recursos propios para aporta solidez, flexibilidad y reducción de riesgo financiero a la empresa. Además, es una alternativa para la continuidad en las empresas familiares, al ampliar su base accionarial y permitir la salida de los socios fundadores.
La aparición del Mercado Alternativo Bursátil para Empresas en Expansión (MAB) es muy reciente en España. En marzo 2008, la Comisión del Mercado de Valores (CNMV) autorizó a Bolsas y Mercados Españoles (BME) a crearlo, pero no fue hasta 2009 cuando se producen las primeras admisiones. Se puede decir que el MAB es una Bolsa paralela porque está especialmente pensado para las pymes con necesidades de financiación, que precisan poner en valor su negocio y mejorar su competitividad. Por eso, el MAB cuenta con una regulación a medida, diseñada específicamente para ellas y con unos costes y procesos adaptados a sus características. Además, aporta una alternativa para la continuidad en las empresas familiares, al ampliar su base accionarial y permitir la salida de los socios fundadores.
Los buenos resultados son innegables en la situación de crisis en la que estamos. Las empresas que estaban en el MAB a primeros de 2011, habían conseguido 63 millones de euros de financiación en un año. Según los datos que maneja BME, las empresas cotizadas que no figuran en el Ibex 35 obtuvieron en 2010 casi 7.600 millones de euros a través de ampliaciones de capital, un récord histórico de los fondos obtenidos por estas empresas más pequeñas.
A esto hay que añadir otra serie de ventajas:
Acceso a la financiación: La financiación a través de recursos propios aporta solidez, flexibilidad y reducción de riesgo financiero. Las empresas que cotizan en el MAB pueden obtener financiación, a través de ampliaciones de capital, en condiciones muy favorables.
Se gana prestigio e imagen de marca: La publicidad que proporciona cotizar en el MAB, potencia el prestigio y la imagen de marca de la empresa, sobre todo ante clientes y proveedores financieros. El interés de los analistas profesionales e inversores en la información sobre las empresas cotizadas conlleva una presencia en los medios de comunicación, sobre todo en la prensa financiera. Esto complementa eficazmente los esfuerzos del marketing y publicidad convencionales.
Aumento de liquidez: La posibilidad de vender parte de las acciones en el mercado no significa perder el control de la empresa. El MAB aporta la liquidez necesaria para la parte que interesa colocar, a un precio de venta que es el valor objetivo que establece el mercado en función de la situación de la empresa y del entorno económico.
Diseño de estrategias: Si se decide comprar otras empresas se puede utilizar sus propias acciones como medio de pago. De esta forma, los accionistas de la absorbida pueden optar entre permanecer en la nueva compañía fusionada o vender sus acciones en el mercado. Las empresas cotizadas en el MAB también pueden emplear las acciones para realizar un intercambio accionarial con otras empresas para darse entrada mutuamente en sus compañías con una participación significativa.
Valor objetivo de la empresa: A diferencia de una empresa no cotizada, las acciones de una compañía que se negocia en un Mercado cuentan con un valor más objetivo.
Aumento de la transparencia: Al ser más transparentes, son más susceptibles de captar los recursos de los inversores, especialmente los institucionales. Además se favorece la obtención de financiación ajena, de manera que es posible disminuir el coste del crédito y aumentar el volumen de fondos prestados.
Recompensa y motivación para los trabajadores: Las empresas tienen la posibilidad de introducir las acciones en un sistema variable de remuneración: planes de entrega de acciones según rendimiento, stock options (opciones sobre acciones), etc. Además, el hecho de estar en el MAB puede contribuir a atraer y retener personal más cualificado y preparado. A pesar de estas ventajas, todavía hay pocas pymes que han optado por incorporarse al MAB, sobre todo, porque es prácticamente desconocido para ellas. Entre los que aseguran conocerlo y que no se plantean esta opción, indican como inconvenientes: los costes de salida a Bolsa, la situación del mercado bursátil -que puede dar lugar a infravaloraciones-, la liquidez del mercado, la pérdida de control de la empresa y la resistencia al cambio de los propietarios.
La flexibilidad que se ha producido para adaptar todos los procedimientos para que las pymes puedan cotizar en este mercado alternativo, no significa que se renuncie a un adecuado nivel de transparencia. Para ello, se ha introducido la figura del asesor registrado que valora la idoneidad de las empresas interesadas, las asesora para el cumplimiento de las obligaciones que les corresponden y las ayuda en la elaboración y presentación de la información financiera y empresarial requerida.
Adicionalmente, las compañías contarán con un proveedor de liquidez (empresa de servicios de inversión o una entidad de crédito) autorizado, que les ayude a buscar la contrapartida necesaria para que la formación del precio de sus acciones sea lo más eficiente posible, al tiempo que facilita su liquidez. No obstante, la Comisión de Supervisión del Mercado podrá eximir de la necesidad de provisión de liquidez a aquellas compañías que demuestren liquidez suficiente. Las empresas que soliciten su incorporación al MAB deberán ser sociedades anónimas, españolas o extranjeras, que tengan su capital social totalmente desembolsado y representado en anotaciones en cuenta, con libre transmisibilidad de sus acciones y que estén comercializando productos o servicios.
Además de los anteriores requisitos, tendrán que cumplir el nivel de transparencia exigido, que implica un cambio profundo en la mentalidad de los accionistas de referencia, en los órganos de gobierno y sus formas de actuación; y asumir el compromiso de suministro de información requerido por el MAB. Aunque no se exige una antigüedad determinada a las entidades, si no cuentan con dos ejercicios completos deberán presentar unas previsiones o estimaciones sobre el futuro.
Se estima que desde el momento que una empresa designa asesor registrado hasta su incorporación al Mercado puede transcurrir entre tres y seis meses. El proceso de incorporación consta de varias fases:
Decisión: la empresa realizará los acuerdos sociales necesarios para su incorporación al Mercado, designar un asesor registrado, revisar la situación de la empresa “Due Diligence” y diseñar la operación.
Solicitud de incorporación: presentar ante el MAB la documentación que acredite el cumplimiento de los requisitos de incorporación y el documento informativo de incorporación o, en su caso, folleto informativo, que contendrá información detallada de la compañía, su negocio y perspectivas.
Tramitación: El MAB evaluará la solicitud y comunicará la resolución acordada a la empresa.
Incorporación: El MAB publicará la incorporación en el Boletín de Cotización, asignará código SIBE y procederá a la inclusión en el Registro de Anotación en Cuenta.
En la actualidad, no existen incentivos fiscales a nivel nacional, aunque determinadas comunidades autónomas como Aragón, Cataluña, Galicia y Madrid realizan una serie de deducciones a los que invierten en acciones de entidades que cotizan en el segmento de empresas en expansión del Mercado Alternativo Bursátil. De las 17 empresas que cotizaban en el MAB en el tercer trimestre de 2011, cuatro son gallegas (las cuatro de A Coruña), y las otras 13 son de Madrid (8), Barcelona (2), Lleida, Granada y Zaragoza. La falta de incentivos fiscales en algunas autonomías está provocando la escasez de la presencia en el MAB de empresas de esas zonas.
Por eso, BME propone incentivos fiscales para ahorradores que inviertan en ampliaciones de capital de empresas medianas.
El Mercado Alternativo Bursátil se caracteriza por:
www.pymeseguros.com