“Cualquier reforma legal debería tener presente la realidad española de la fuerza de las Pymes y los emprendedores en la creación de empleo en España”. Así piensa Íñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados, que ha explicado sus críticas a la última reforma laboral. Él apuesta por una legislación particular para las Pymes.
En opinión de Íñigo Sagardoy de Simón, la reforma laboral aprobada en septiembre de 2010 es “superficial e insuficiente”. Entiende que “se ha centrado en aspectos parciales del mercado de trabajo, sin profundizar en los temas más importantes de nuestras relaciones laborales como la contratación y la flexibilidad interna de las empresas”. Prueba de ello es que “no ayuda a corregir nuestro grave problema de desempleo”.
De hecho, “apenas se utilizan los contratos de fomento de la contratación indefinida”. En opinión del presidente de Sagardoy Abogados (despacho experto en Derecho del Trabajo y Pensiones), se necesita una reforma "profunda" de la negociación colectiva que están debatiendo sindicatos y patronal y que se espera esté firmado antes de finalizar este mes de abril.
Por eso, presenta su propuesta de reforma de la negociación colectiva. Entre otras medidas rechaza que, como sucede actualmente, se mantengan en vigor los convenios colectivos vencidos cuando las empresas y los sindicatos sean incapaces de alcanzar un nuevo acuerdo laboral (la llamada "ultraactividad"). Esto provoca que algunas empresas se rijan por convenios firmados diez años atrás, cuando las condiciones económicas eran muy distintas.
Sagardoy explica que “para las Pymes, la negociación colectiva se hace más difícil que para una gran empresa. Por eso defiendo también un modelo de ‘acuerdo’ (no convenio en el sentido estrictamente legal) entre los trabajadores y su empresario. En este sistema, se debería posibilitar que una vez que no se haya alcanzado el acuerdo en sede de la negociación colectiva en un plazo prudencial (un año) se acudan a mecanismos alternativos como el arbitraje (así aceptado por las partes). Ello haría que fuera mucho más fácil adaptarse de forma rápida a las nuevas situaciones económicas como mecanismo alternativo a los despidos”.
Por otra parte, también defiende que los pactos laborales alcanzados por una empresa en particular prevalezcan respecto a los acuerdos de rango superior o sectoriales. Sostiene que solo así las compañías podrán vincular su situación económica con la laboral.
El despacho de abogados Sagardoy apuesta por crear una legislación laboral particular para las Pymes. Se trataría, explica su presidente, “de animar la contratación y el empleo. Para ello, sería preciso facilitar el acceso al empleo en las Pymes (trabajo a tiempo parcial, abaratamiento del coste de entrada y extinción de los contratos, etc.)”. La regulación específica para Pymes estaría basada en tres ejes: facilitar la contratación en las Pymes (que son las que más empleo crean en España), a través de un estatuto propio que pudiera incluso eliminar cotizaciones a la Seguridad Social en los primeros años de creación de la empresa; simplificar las modalidades de contratos (ahora existen 43 distintas); y potenciar la flexibilidad interna de las empresas dentro de un marco de negociación colectiva más moderno que el actual.
Íñigo Sagardoy propone un modelo único de contrato (excepto los formativos y los de interinidad) para hacer más atractiva la contratación. En esta línea, insta a que esta única modalidad de contratación apueste por flexibilizar el régimen a tiempo parcial. Además, recomienda reducir los costes del despido y permitir a las Pymes el descuelgue de convenios cuando haya “razones de peso” que lo justifiquen.
Sobre el debate de ligar salarios a la productividad, Sagardoy advierte que podría producir la “paradoja” de que las subidas salariales fueran mayores que las pactadas en los convenios y que se indexan al IPC. Por eso, comenta que “se debería acudir a fórmulas para los incrementos salariales que no sólo se refieran al IPC o a la productividad o a los resultados de la empresa, si no a todas o alguna de ellas en función del sector, de la empresa, el entorno, etc. En definitiva, no utilizar criterios únicos si no variados y con variables”.
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