La falta de crédito a las pymes por parte de los bancos, ha llevado a las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) a tener cada día un papel más importante en su financiación. En estos momentos, el 11% de las pymes que buscan financiación acuden a ellas. A diferencia de las entidades de crédito, la SGR centrará su análisis, fundamentalmente, en la viabilidad del proyecto.
Desde hace unos años, las pymes atraviesan por una grave situación de falta de financiación. El 87,5% de las pymes (893.000) que se ha dirigido a entidades financieras en el segundo trimestre de 2011 ha tenido problemas para acceder a la financiación, según la última edición de la encuesta trimestral entre las pymes para conocer el flujo crediticio, elaborada por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio. El principal motivo por el que los bancos y cajas de ahorros han denegado los créditos es porque consideran insuficientes sus garantías.
Pero el problema no queda ahí, puesto que las pymes que sí han obtenido el crédito de las entidades financieras se han encontrado con que: se ha reducido el volumen de financiación; se ha incrementado el tipo de interés; se han encarecido los gastos y comisiones; han aumentado las exigencias de garantías y avales; y se ha exigido un plazo de devolución de la financiación más reducido. Tampoco han tenido mejor suerte las empresas que han optado por acudir al Instituto de Crédito Oficial (ICO). Según el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, el 35,1% de las pymes que solicitaron líneas del ICO en el segundo trimestre de 2011 encontró obstáculos para la concesión de la financiación. De hecho, la mayoría de las pymes (81,5%) considera que las condiciones establecidas para acceder a las líneas del ICO son muy complejas.
Ante esta situación de crisis, las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) tienen cada día un papel más preponderante en la financiación a las pymes. Ramón González, presidente de la Confederación Española de Sociedades de Garantía Reciproca (Cesgar), afirma que “ante la grave dificultad que encuentran las empresas para acceder al crédito, las SGR apoyamos a las pymes en los momentos de mayor escasez de financiación. La actividad de las SGR no sólo beneficia directamente a las pymes, ya que les otorgan garantías que de otro modo no encontrarían, si no que también libera recursos propios a las entidades de crédito”.
Aunque las SGR no son lo suficientemente conocidas, su importancia crece día a día. Entre enero de 2009 y junio de 2011 el número de pymes que ha acudido a una SGR en busca de financiación ha aumentado un 440%, de acuerdo con los datos de las Cámaras de Comercio. En estos momentos, el 11% de las pymes que buscan financiación acuden a una SGR, frente al 2,5% que acudía en 2009. En 2010, según datos facilitados por Cesgar, todas las sociedades de garantía recíproca aportaron, 1.760 millones de euros en avales a 106.080 pymes y autónomos, a una media de 16.591 euros por cada una de las operaciones formalizadas. Más del 90% de las mismas fueron a parar a compañías de menos de 50 empleados. A 31 de diciembre de 2010, el riesgo vivo (cantidades pendientes de amortizar) fue de 6.534 millones de euros. Cifra que se superará este año puesto que a 30 de junio ya ascendía a 6.353 millones de euros.
Ramón González, presidente de Cesgar, afirma que “cualquier empresario o autónomo puede solicitar el aval de una SGR. Tan solo necesita presentar la operación para la que solicita el aval, junto con toda la documentación necesaria para el análisis de riesgo. A diferencia de las entidades de crédito, la SGR centrará su análisis, fundamentalmente, en la viabilidad del proyecto”. Las SGR básicamente se dirigen a dos grupos distintos de pymes. Por un lado, a las que tienen dificultades para acceder a la financiación bancaria, porque no cuenta con suficientes garantías que respalden su proyecto de inversión. Pero también acuden en busca del aval de las SGR las pymes que teniendo garantías suficientes para respaldar su proyecto, pueden obtener financiación bancaria en mejores condiciones de plazo de amortización y tipo de interés aportando el aval de la SGR.
Para acceder a este aval, las pymes debe ser admitidas como socio participe de la SGR, y suscribir capital, al menos una acción, en proporción al aval solicitado porque estas entidades solo pueden garantizar operaciones de sus socios. Ese capital será devuelto una vez finalizado el plazo de la operación avalada, si así lo quiere la pyme. En caso contrario, permanecerá como socio partícipe y tendrá acceso a otras prestaciones y servicios de la SGR.
En las Sociedades de Garantía Reciproca existen dos tipos de socios: los partícipes y los protectores. Los primeros están compuestos fundamentalmente por las pequeñas y medianas empresas y los autónomos, que son los beneficiaros del aval. Mientras que los protectores, que no pueden solicitar la garantía de la sociedad para sus operaciones, son instituciones públicas, privadas y mixtas (Administraciones públicas, Comunidades Autónomas, Cámaras de Comercio, Diputaciones provinciales, asociaciones de empresarios y entidades de crédito) que ofrecen recursos propios a las SGR para mejorar su solvencia.
Los apoyos a la sociedad de garantía por parte de los socios protectores pueden ser en forma de capital o a través del Fondo de Provisiones Técnicas. Ramón González, presidente de Cesgar, señala que “la principal ventaja de las aportaciones de las administraciones públicas al Sistema de Garantía en relación a las ayudas directas a la financiación de pymes es que la actuación de la SGR crea un efecto multiplicador en la financiación inducida, en función de las exigencias de solvencia que soporta la SGR. En consecuencia, cada euro aportado al capital de una SGR permite financiar 12,5 euros de créditos pymes. El efecto es muy superior si la aportación se realiza a la Compañía Española de Reafianzamiento (Cersa), ya que el reafianzamiento se limita a un porcentaje de las operaciones de las SGR, por lo que cada euro aportado a Cersa se multiplica hasta 37 veces en euros para las pymes. Otra de las ventajas del Sistema de Garantía Recíproca es su importante capilaridad”.
Para las pymes y autónomos: Acceso a la financiación para empresas con insuficiencia de garantías. Mejora de las condiciones de plazo y tipo de interés, gracias a los convenios que las SGR negocian con las entidades de crédito. Análisis sobre la viabilidad del proyecto empresarial y propuesta de alternativas. Informar y asesorar a los socios financieramente. Canalizar y tramitar líneas de ayudas.
Para las entidades de crédito: La SGR actúa como canalizador, captando operaciones del segmento pyme para la banca. La SGR realiza el estudio técnico de la operación. Desaparece el riesgo de insolvencia, pues la garantía de la SGR es líquida. Mejora la rentabilidad financiera, ya que las operaciones avaladas no requieren provisión de insolvencias. A efectos del cálculo de coeficiente de solvencia, su riesgo pondera al 20%.
La Confederación Española de Sociedad de Garantía Recíproca (Cesgar) las define como “entidades financieras sin ánimo de lucro, sujetas a la supervisión e inspección del Banco de España, y que posibilitan el acceso al crédito en mejores condiciones de plazo y de tipos de interés a las pymes y autónomos. Su objeto social es avalar, teniendo prohibida la concesión de ninguna clase de crédito”. Las Sociedades de Garantía Reciproca (SGR) surgieron en 1978, al plantearse la necesidad de crear un instrumento que pudiera solucionar una deficiencia endémica de las pymes: el acceso a la financiación. Estas entidades les prestan apoyo financiero mediante la concesión de avales que respaldan su posición financiera frente a las entidades de crédito, los proveedores, clientes y Administraciones Públicas.
Ramón González, presidente de Cesgar, explica que “el sistema español de sociedades de garantía recíproca nació impulsado por el éxito que habían tenido sistemas de la misma índole en otros países europeos. Su objetivo es permitir a la pyme acceder a la financiación bancaria en mejores condiciones de plazo y tipos de interés”. Las SGR establecen convenios con los diferentes bancos para ofrecer condiciones preferentes a las pymes (ya sea con intereses bancarios inferiores a los del mercado, con períodos de amortización o carencia más largos, o con comisiones más reducidas). La actividad de estas sociedades también beneficia a la entidad de crédito, pues invierte sin riesgo al ser la SGR la que responde, como avalista, en caso de que la operación financiera sea fallida.
Asimismo, se beneficia de otros factores como el valor añadido del estudio y seguimiento de la viabilidad de la operación por la garante. En España, hay 23 SGR, todas ellas asociadas a Cesgar, el organismo que representa a este sector desde su fundación en 1980. Su objeto social es asumir las funciones de coordinación, cooperación, defensa y representación de los intereses de las Sociedades de Garantía Recíproca existentes en España. La mayoría de las SGR (20), tienen representación regional y su carácter es multisectorial. Mientras que las otras 3 tienen ámbito nacional y su actividad es sectorial (una especializada en el sector de la logística y el transporte; otra en el sector del juego y los casinos; y la otra en el sector audiovisual).
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