La Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha acusado a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional de perjudicar a los trabajadores comunitarios imponiendo reformas laborales que rebajarán “la calidad de vida” de los ciudadanos. Y todo ello, según CES, bajo la excusa de los planes de rescate de países como Grecia o Irlanda.
Estas críticas han sido vertidas por el secretario general de la CES, John Monks, mediante un escrito dirigido a los líderes de las instituciones europeas. Además de incidir en el contraste entre la injerencia en las intervenciones de ayuda con la "relajada" actitud de la UE ante el incremento de los salarios de los ejecutivos y los bonos de los banqueros. Por ello, Monks exige al comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, una “reunión urgente” para aclarar la actuación de los funcionarios europeos en Dublín y Atenas.
El secretario general de la CES cita las propuestas de esos funcionarios en el marco de los programas de rescate para recortar el salario mínimo y las pensiones, reducir las “rigideces” salariales, flexibilizar los mercados laborales o, en el caso de Irlanda, ajustar los salarios “a las condiciones del mercado". En cualquier caso, se considera que esa injerencia de Bruselas en la política laboral pone en evidencia las declaraciones de la Comisión sobre "la importancia del diálogo social”.
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