En estos momentos son pocos los que se atreven a decir qué va a pasar con los precios y nadie descarta ya que, en caso necesario, Christine Lagarde decrete un nuevo aumento del coste del dinero. Con la incertidumbre campando por todas partes, lo que el ahorrador va a continuar necesitando y pidiendo es seguridad en su inversión. Y en este sentido, es el momento de los productos de inversión con cierto nivel de protección.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA PYMESEGUROS Nº 129
Hasta el pasado 6 de octubre existía cierto consenso entre los analistas sobre la evolución de la inflación en Europa y, por ende, los tipos de interés, que a su vez es el timón de mando que determina decisiones de consumo y de ahorro. Como digo, hasta aquel fatídico sábado de octubre, pensábamos que la inflación en la Eurozona iba a mantener la senda bajista en la que entró después de que tocara el techo del 10% a finales de 2022. Pensábamos que había poca probabilidad de recesión y que el BCE mantendría los tipos de interés en niveles actuales, por lo menos, hasta 2025. Un relajamiento de la política monetaria podría dar lugar a un nuevo repunte de la inflación en la Eurozona, pero en todo caso, se descartaba un cambio de tendencia.
Además del terrible drama humano, la declaración de guerra por parte de Israel el 7 de octubre y el inmediato tensionamiento de la zona elevó el riesgo de desestabilización y disparó las alarmas de todos los mercados. Desde un punto de vista económico, volvimos a febrero de 2022, cuando Rusia invadió Ucrania y el mundo financiero no hablada de otra cosa que de incertidumbre.
Aunque Israel y Palestina no son productores significativos de petróleo, los países tensionados que podrían acabar viéndose involucrados en el conflicto sí lo son. Consecuencia de esto es que, desde el inicio de la guerra hasta el día en que escribo estas líneas, el precio del barril de Brent se ha incrementado un 10%.
Así las cosas, el escenario de contención de la inflación y de reducción de los tipos de interés, se ha esfumado. En estos momentos son pocos los que se atreven a decir qué va a pasar con los precios y nadie descarta ya que, en caso necesario, Christine Lagarde decrete un nuevo aumento del coste del dinero.
Como es sabido, este aumento del precio del dinero busca que pedirlo (el crédito) resulte más caro (para desincentivar el consumo); y sin embargo ahorrar, sea más atractivo.
Son, por tanto, tiempos que van a seguir estimulando el ahorro. Pero no a cualquier precio. Con la incertidumbre campando por todas partes, lo que el ahorrador va a continuar necesitando y pidiendo es seguridad en su inversión. Y en este sentido, es el momento de los productos de inversión con cierto nivel de protección.
El aumento de los tipos de interés, entre otras cosas, encarece la financiación de las empresas, lo que pesa en la cuenta de resultados y en su valoración bursátil. Esto es lo que dice la teoría. Sin embargo, en muchas ocasiones las empresas son capaces de vencer ese aumento del coste del capital y terminan arrojando un resultado positivo y una subida en Bolsa. Ahora bien, el riesgo no es depreciable.
Los bonos y las carteras compuestas por ellos son una opción a tener en cuenta. Ante las subidas de tipos, los bonos en los que invierta un fondo pasan a valer menos (por lo que el fondo baja). Y esto, a ojos de un inversor cortoplacista puede parecerle perder dinero. Sin embargo, en el largo plazo, la rentabilidad esperada mejora.
Por eso, ante la inestabilidad e incertidumbre descrita, el ahorro debería apuntar al medio y al largo plazo; y con una protección garantizada.
Mar Romero, directora de Distribución, Ventas y Organización Territorial de AXA España
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