La inteligencia artificial (IA) está empezando a aplicarse en distintos ámbitos de la sociedad, y las corredurías también se están beneficiando de sus ventajas. Aunque su penetración en la actualidad es relativamente modesta, los expertos consideran que su potencial es enorme y que facilitará procesos y mejorará la rentabilidad de las empresas. Ahora bien, en la actualidad la dispersión de las herramientas supone un obstáculo para los negocios, por lo que los corredores reclaman una mayor integración.
La implementación de la IA tiene dos grandes ámbitos de desarrollo, según Claudio Aros responsable de Proyectos del Grupo Codeoscopic. Uno sería más bien estratégico, orientado principalmente a los directores y gerentes, que consistiría en adelantarse, conocer la cartera en global y hacer una analítica más profunda. Y una segunda que consistiría más en elementos prácticos, casos de uso, que ya no solamente sería detectar patrones, sino también que hiciese tareas diversas. Con todo, a su entender, “el núcleo principal es el cliente”, por lo que alrededor de él es donde se aporta más valor.
“La IA puede ayudar de muchas formas; es una tecnología que permite realizar multitud de tareas, de proyectos, de poner en marcha ideas”, asegura Román Mestre, CEO de MelmacIA. Así, enumera algunas ventajas para los corredores, como la analítica de cartera, que supone un ahorro de tiempo muy importante para tareas administrativas; la reducción de la fuga de clientes, que impacta directamente en la cuenta de resultados; o el impulso de la venta cruzada, que refuerza el papel de cualquier correduría. “La clave está en buscar qué problema se tiene encima de la mesa y qué soluciones ya preparadas hay para resolverlo”, sostiene.
Los corredores también lo tienen claro: “La IA ha venido para quedarse”, no solo en el análisis de cartera, sino que es una herramienta necesaria también para el análisis de la viabilidad, de objetivos, la planificación, el seguimiento de comportamiento, las renovaciones, a la hora de hacer comparativas, de automatizar tareas, de realizar consultas jurídicas o de redactar documentos, menciona Jose Antonio Buzón, director general de Cohebu Correduría de Seguros.
“Las oportunidades que tiene son muchas; en las corredurías entendemos que hay que tener una estrategia muy definida para su implementación: Qué queremos hacer con la inteligencia artificial; cómo lo queremos hacer; y qué pasos tenemos que seguir”, precisa Carmelo Vega, socio de Ponce y Mugar Correduría de Seguros. Para nosotros esta nueva oportunidad que nos brinda la IA, nos ayudará a resolver problemas prácticos como la automatización de procesos dentro de las corredurías, mejorar la toma de decisiones y generar mayores beneficios económicos.
Todos los expertos coinciden en que las herramientas de inteligencia artificial mejorarán la productividad y la eficiencia de todas las corredurías, nos ayudará en las tareas diarias que realizamos los corredores”. “Yo estoy convencido que nos puede ayudar muchísimo en las tareas sistemáticas y repetitivas, lo que libera tiempo y recursos para que nos centremos en actividades de mayor valor, como la interacción con los clientes y así poder dedicar más tiempo al desarrollo de relaciones y generar más oportunidades de venta de seguros”, reconoce Carmelo Vega.
Además, como afirma Román Mestre, “en algunos casos, el rendimiento puede ser el máximo”, toda vez que se podrá reducir una tarea que hacía alguien a cero, de forma que esa persona ya no la tenga que hacer. Sin embargo, va más allá, ya que estima que el valor de la IA no es que se puedan automatizar tareas (algo que con la digitalización ya se puede hacer), sino que va a aportar la lógica, la razón, los motivos para automatizar muchas labores, como renovaciones o tarificaciones, que gracias a esa capacidad de cálculo que tiene, permite enfocar mucho más el problema, ayudando a segmentar.
Claudio Aros asegura que con la IA se va a producir una segunda revolución, tras la que tuvo lugar hace unos años con la digitalización, que ayudó a que las tareas no fuesen manuales, facilitando un ahorro de costes y una distribución del personal de las estructuras diferentes, y haciendo más eficientes los departamentos administrativos. Cree que con la inteligencia artificial se multiplicarán las soluciones, aunque cada correduría tendrá su estrategia, ya que de continuo aparecen herramientas nuevas, por lo que aboga por dejarse guiar por los profesionales en la materia. “Habrá otra vez un empuje exponencial de iniciativas de IA hasta que al final aterricen las más operativas y las que funcionen mejor”, augura.
Con todo, José Antonio Buzón recuerda que todas estas aplicaciones son muy recientes, por lo que es necesario ir afinando, sobre todo con los procesos de conectividad y comunicación. Ahora bien, lamenta que “la complejidad para el corredor es por la disparidad, pues tenemos ERP por un lado, IA por otro sitio, centralita por otro, comparador, tarificador...”.
“Salen muchas iniciativas y hay que ver cuál sobrevive, cuál aporta más valor”, valora Aros, aunque piensa que la predisposición es positiva, ya que hay toda una rama de aplicación que lo que busca es crear ecosistemas muy ricos. “La tendencia será que todos se puedan integrar fácilmente, por lo que saldrá muy beneficiado el corredor”, comenta ya que, si no se fomenta esa conexión de diferentes aplicaciones, la implementación será mucho más lenta.
Asimismo, podría darse el caso de que la IA que usan las aseguradoras por un lado y las corredurías por otro no fueran compatibles. Para Buzón se trata de un trabajo que compete más a tecnológicas y compañías, que deben de hacer un esfuerzo para que toda la tecnología esté alineada.
No obstante, dado que los datos pertenecen a los corredores, “probablemente sea más sencillo la integración con las aseguradoras” que con las tecnológicas, como señala Vega, pues lo que se pretende es que el producto que me pongan sobre la mesa trabaje con los datos de los clientes de las corredurías, que es lo que se necesita.
En este sentido, Mestre recuerda que los modelos de inteligencia artificial pivotan sobre 3 ejes: la tecnología, que está al alcance de todo el mundo que tenga un mínimo de conocimiento; la capacidad de cálculo, “que cualquiera lo puede hacer a través de las herramientas que hay hoy en día”; y, el dato, que es en el que las compañías se centran para elaborar el producto. En este último aspecto, es el corredor el que, al estar cerca del cliente, tiene la información y le acompaña en caso de que quiera cambiar de entidad: “En todo aquello que tenga que ver con el comportamiento del cliente, los modelos predictivos entrenados con los datos de corredurías serán los más precisos”, atestigua.
“La trazabilidad que puede tener un corredor es mucho mayor porque el cliente es suyo”, redunda el responsable de proyectos del Grupo Codeoscopic, y puede modelizar mejor, pues la compañía tiene una visión parcial. “El dato sigue siendo la clave, de modo que, si es un poco incorrecto, por muy buena tecnología que tengas, los modelos no pueden ser tan eficientes”, expone.
“El mediador conoce el cliente, sabe cómo llevar a cabo determinadas acciones para fidelizar, para atenderle... Esa labor, por mucho que tengamos la ayuda de la inteligencia artificial, necesita un mediador”, insiste el director general de Cohebu. Aun así, considera que lo que sí se podría hacer es compartir esa información con la compañía, al igual que ellos piden que las compañías les informen de todas las novedades, los procesos de comunicación, la visión, la rentabilidad de la operación de la póliza de la cartera... Con todo ve difícil que aseguradoras, mediadores y tecnológicas a la hora de hacer un diagnóstico de negocio o una previsión de cartera se puedan poner de acuerdo en el desarrollo de un único proceso de inteligencia artificial, “porque cada mediador necesita unas características para su cartera de cliente”, apunta, haciendo referencia al modelo de conectividad tecnológica que plantea CIMA.
No obstante, como precisa el socio de Ponce y Mugar, EIAC es una estandarización de información, que previamente los corredores han trasladado a las aseguradoras, por lo que da igual de dónde se obtenga la información, el dato va a ser el mismo. “EIAC nos está ayudando mucho pero todavía tenemos que seguir avanzando en la información que las aseguradoras nos pueden aportar, hasta ahora la información descargada prácticamente coincide con la que disponemos en nuestras corredurías. Aunque EIAC y CIMA nos está sirviendo de una gran ayuda y es uno de los grandes avances del sector.
“Esa normalización es en cuanto al formato en que se comparte, pero la información que tenía cada correduría es la que es, no aporta nada nuevo”, incide el CEO de MelmacIA, quien añade que en todas las bases de datos hay cierta información que hay que pulir y en cualquier proyecto hay un proceso de limpieza de esa información para que entre el modelo y se aprenda. De ahí que ni aunque toda la información de CIMA fuera pública, valdría como tal, “porque cada corredor tiene una forma de tratar esa información, por mucho que tenga el mismo formato y el código de la póliza tenga la misma estructura”. “Hay que aprender de cada uno de los casos concretos de uso y ahí está el quid de la cuestión”, concluye.
Lo que sí resulta una baza más a favor de la IA es que “es relativamente asequible”, como menciona Carmelo Vega, socio de Ponce y Mugar, desde las corredurías tenemos que iniciar este camino cuanto antes y en esto nos cobija el paraguas de las asociaciones, en nuestro caso contamos con soluciones conjuntas desde Cojebro porque puede ser que algunos proyectos y aplicaciones puedan requerir una inversión significativa por lo que hay que evaluar los costos y beneficios antes de embarcarnos en un proyecto en solitario y ahí es donde las asociaciones tienen fuerza para darnos soluciones comunes.
“Tenemos que ponernos manos a la obra cuanto antes, porque los desarrollos que se han hecho estos últimos años han sido muchos, pero creo que en un corto plazo vamos a ver un avance bestial en las corredurías en todos los aspectos: a nivel cliente, a nivel administrativo, ventas, servicio post-venta...”.
Claudio Aros, responsable de proyectos del Grupo Codeoscopic, también aprecia que va a empezar una carrera por ver quién implementa la inteligencia artificial más rápido en cualquiera de sus herramientas, “porque hay un interés muy fuerte, hay un mercado, hay una competencia, hay unas iniciativas que pueden ser colaborativas o no... de forma que impactará a corto plazo dentro de los corredores”, apunta.
Pero, como afirma, Jose Antonio Buzón, director general de Cohebu, el tema de la IA no solo hay que sopesarlo por el desembolso económico, sino que supone para el corredor un tiempo y una dedicación para valorar y coordinar las distintas opciones que se le presentan. Insiste en que el paso difícil para que un mediador use la IA es la accesibilidad en cuanto al proceso de tener una llave en mano, es decir, un ERP puede dar conexión con compañías o multitarificador, pero el resto de procesos (comparación, automatización, comunicación, analítica de datos, etc.) no los aporta, por lo que hay que acudir a distintas tecnológicas, porque cada una está especializada en cosas muy concretas. “Y eso dificulta que no esté al alcance de muchos mediadores”, resume, a no ser que se esté dentro de una asociación, se busque un socio o sea una correduría que apueste por estos desarrollos.
Efectivamente, Román Mestre, CEO de MelmacIA, estima que poner en marcha una herramienta basada en IA implica una serie de compromisos por parte de la correduría, que ha de buscar ese retorno: “Más allá de que sea barato o caro hay esa parte de llevarlo a cabo, de usarlo y de buscar el retorno de esa inversión”, alude. Desde su experiencia, ha constatado que los modelos o clientes que mejor funcionan son los que más preguntan y los que más reclaman, “porque están adaptando los resultados a su realidad, a su necesidad y, por tanto, a maximizar su retorno”. Por eso explica que cuando trabajan con un corredor en un proyecto ponen el foco en dos aspectos: por un lado, el entrenamiento de los datos, para personalizarlos; y por otro, entrar en el modelo para que entienda cómo funciona la correduría en cuestión y cómo se comportan los datos y qué necesidad tiene esa empresa. “No se puede estandarizar un único caso de uso, una única práctica comercial o una única respuesta a un peligro detectado, porque cada correduría tiene su forma de entender el negocio. Lo que tenemos que hacer es adaptarnos para que tenga realmente un retorno de esa inversión importante”, atestigua.
Respecto a si es más conveniente externalizar o internalizar los procesos de IA, Carmelo Vega lo tiene claro: “En Ponce y Mugar queremos, por la complejidad de los procesos, aprender de expertos, que han hecho los desarrollos y que se van a alinear con nosotros para darnos soluciones que vamos a necesitar. Si bien creo que, con el tiempo, debemos implementar procesos internos porque nos brindan mayor control sobre el desarrollo y gestión y nos toca preparar un equipo interno de IA que permita a la correduría/empresa, desarrollar habilidades y conocimiento en la materia”.
Para Claudio Aros en la implementación de la IA existe un proceso más sofisticado, que requiere mucha programación, por lo que las corredurías, por muy grandes que sean, necesitan un partner tecnológico, pero también se puede hacer de una manera más simple, con herramientas gratuitas, como ChatGPT o Copilot.
Sin embargo, en este último caso, Vega cree que las corredurías pueden entrar en “un terreno peligroso”, salvo que uno mismo entrene a su chat y le diga la información, porque al final ha estado alimentándose de otros datos, por lo que se puede incurrir en algunos problemas con la información que le traslada al cliente: “Estas herramientas abiertas se están alimentando de la información que está en la red. Y a nivel de correduría te puede comprometer muchas cosas, salvo que tú evidentemente tengas alguien que proporcione la información que tú quieras, pero eso te lleva mucho tiempo”, admite. Por eso cree que ahora se está en una fase de aprendizaje con las tecnológicas que están en el mercado con herramientas que a lo mejor hay que modificar o adaptar.
“Hay que avanzar mucho”, reconoce José Antonio Buzón, pues se usan muchas herramientas, “pero todas muy dispersas y no al alcance de todos”, además de no estar accesibles en una forma fácil y ágil para poder trabajar y agruparlas. Valora que las tecnológicas han conseguido establecer una buena comunicación entre compañías y mediadores, integrando sistemas, como es el caso de WhatsApp, dentro de esa omnicanalidad que necesita y trabaja el corredor de seguro. Cree que la IA es una herramienta necesaria para todo tipo de mediadores, pero no es accesible para todo el mundo, porque hay herramientas específicas para cosas específicas: “La inteligencia artificial, hoy por hoy, nos da una ayuda excelente en ese proceso del asesoramiento, pero es una herramienta más, una pieza más independiente que no está al alcance de muchos y es una pena que no se utilice porque no está todavía lo desarrollada o integrada que debería de estar dentro de las propias tecnológicas”, señala, e incluso ni siquiera entre las propias compañías, porque utilizan este tipo de herramientas, pero no comparten con los mediadores toda esa información.
En este sentido, Román Mestre considera que habrá algunos recursos que no se integrarán nunca, por su propia naturaleza, por lo que las corredurías tendrán que acudir a diferentes proveedores. En cualquier caso, para mejorar esa integración, en su caso cualquier proceso de puesta en marcha, de lectura, de información lo hacen bajo el paraguas del propio ERP. En cualquier caso, cree que se trata de un proceso complicado para que aborde una correduría a nivel individual, “porque tener un ingeniero de datos que empiece a trabajar desde cero y solo enfocado en los propios datos va a derivar en un modelo parcial o sesgado o con demasiada poca información como para poder generar esos modelos a día de hoy”.
Durante la mesa redonda organizada por PymeSeguros también se abordó el hecho de que España haya sido el primer país de la Unión Europea en crear una agencia de supervisión de la IA (Aesia). Mestre cree que aún es pronto para valorarla, ya que no será hasta la entrada en vigor, en 2026, de la ley recientemente refrendada por la Eurocámara de regulación de la IA cuando pueda verse su operatividad, “y el escenario que se tendrá entonces puede ser muy distinto del actual”.
Carmelo Vega coincide en que todavía es muy prematuro, acaba de aprobarse la ley Europea, seguro que llegarán muchos cambios y adaptaciones, habrá que publicar un Reglamento y hacer la transposición a nuestra legislación, por lo que aún queda mucho recorrido.
“La IA es muy nueva, reciente y su regulación vendrá dirigida por un reglamento que ponga Europa y habrá un supervisor que será europeo”, especifica Buzón, toda vez que los países a veces no cumplen o tardan en cumplir las normativas. Además, que, al estar dentro del Espacio Económico Europeo, no tiene sentido que cada país aplique una legislación distinta, ya que provocaría que las empresas contratasen los servicios donde más facilidades les pusieran. “Tiene que haber un regulador observando y vigilando el uso de los datos, pero creo que debería ser Europa más que un país”, concluye.
Carmelo Vega, socio de Ponce y Mugar, considera, en cualquier caso, que todos los actores del mercado serán “suficientemente prudentes” para saber hasta ahora dónde se puede llegar en el desarrollo de esta herramienta, toda vez que las corredurías tienen su supervisión, al igual que las tecnológicas, y saben lo que pueden hacer con la información de los clientes, teniendo todos claro que “la protección máxima debe ser al consumidor”.
En esta línea, el CEO de MelmacIA señala que ya están trabajando en toda la parte de explicabilidad, que consiste en dar a conocer por qué se ha tomado esa decisión o por qué hay esa recomendación, “de forma que quede explicado y que se entienda el razonamiento lógico que hay detrás de todo ese proceso que precisamente es una de las exigencias de la nueva ley”.
Para Aros se trata, en definitiva, de acabar de configurar todo el ecosistema, ya que se trata de un mercado nuevo con distintos players más o menos especializados y con corredores cuyas necesidades van cambiando: “Pensamos que el cliente es un poco estático, pero cambiará igual que el modelo de correduría, como cambió con la digitalización”, augura.
Efectivamente, el director general de Cohebu considera que hay mucho que hacer a la hora del desarrollo de esta tecnología, por lo que es necesario que haya especialistas para cubrir necesidades que están surgiendo, a la vez que valora que surja una normativa que lo regule.
“Se prevé que el desarrollo de la inteligencia artificial puede ser muy importante, que puede generar, si no se controla, ciertas interferencias relevantes”, incide Román Mestre, CEO de MelmacIA, quien es partidario de regular su aplicación, pues no se puede permitir que todo el mundo haga lo que quiera y hay que proteger al consumidor. No podemos pretender que se utilicen los datos de las personas que nos han cedido”, explica. Pero al mismo tiempo cree que hay que ser lo suficientemente abiertos como para no quedarse atrás, ya que cada vez se usará más y habrá más soluciones.
Sin embargo, Jose Antonio Buzón, director general de Cohebu, llama la atención de que ya hay normativas en cuanto a protección del dato, que funciona tanto en España como en Europa, por lo que considera que la complejidad puede venir de que la inteligencia artificial pueda hacer cosas que van más allá del dato, como la voz, la imagen o la suplantación de la identidad de una persona. En este aspecto sí cree que existe cierto vacío legal que habría que regular de forma conjunta a nivel comunitario.
“Es un cambio; el cómo impacta es difícil de ver, pero va a impactar mucho”, augura Román Mestre, quien, eso sí, aprecia que a diferencia de otras evoluciones tecnológicas es la primera vez que los corredores tienen la sartén por el mango, porque disponen del elemento fundamental que es el dato, que es a través del cual el modelo se entrena y a través del que la inteligencia artificial aprende. “Es una oportunidad que no se puede escapar, porque tienen ante sí la posibilidad de dar un salto cualitativo, de automatizar esas cargas administrativas que les han ido imponiendo los últimos años y que les han lastrado la rentabilidad, permitiendo la asunción de esas cargas por parte de agentes digitales e inteligentes para dedicarse a lo que realmente aportan al cliente, esa parte relacional, de asesoramiento”, define. Ahora bien, cree que también el corredor se ha de adaptar a unas nuevas formas de hacer, lo que requerirá cambios y nuevas formas de organizarse y trabajar. “Hay que ponerse las pilas y empezar a experimentar”, zanja.
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